La Consagración de la primavera, una eterna revolución
la llegada a españa
En el estreno de la Consagración de la Primavera, España se encuentra bajo el reinado de Alfonso XIII, que fue uno de los mecenas de la compañía de Diaghilev, Los Ballets Rusos. Sin embargo, no calaron lo suficiente en la tradicional y cerrada cultura española.
Esther Vendrell, bailarina, gestora y docente en el ámbito práctico y teórico de la danza, explica en una entrevista para Danza.es, que “el perfil sociológico de la España de la Primera Guerra Mundial tenía un alto índice de analfabetismo y un arte ceñido a la élite”.
Además, Ferrán Mateo, comenta que “las giras por España fueron de todo menos cómodas por los interminables atrasos en los viajes en tren, los hoteles de tercera, el cansancio o las enfermedades como la gripe española”. Todo esto explica la limitada representación que tuvo la compañía extranjera en España.
Así, en la primavera de 1916, Madrid acogió a los Ballets Rusos, que representó obras como El pájaro de fuego y Petrouchka. Además, Manuel de Falla colaboró con la compañía para el ballet un sombrero de tres picos.
Pero, por ningún lado hay rastro de la Consagración de la Primavera, que tanta fama estaba adquieriendo en el resto de Europa.
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la consagración hoy en día
En la actualidad, y gracias, en parte, al fenómeno de la globalización, sí ha tenido un pequeño homenaje cuando en 2013, con motivo de la Celebración del I centenario del estreno fallido de París, hubo congresos internacionales organizados por universidades como Oxford o North Carolina; y en España, una jornada de investigación en la que colaboraron, entre otros, la universidad Antonio de Nebrija y el conservatorio superior de Danza María de Ávila.
Pero, no ha sido hasta 2014 cuando se ha podido ver una versión española de la Consagración, realizada por un autor de renombre, Yoshua Cienfuegos y su compañía, Cienfuegos Danza. Dos años después, Sasha Waltz, alemana, ha traído su visión de La Consagración, con su compañía Sasha Waltz and Guests.
